Carta de Piedad Córdoba en apoyo a los líderes latinoamericanos perseguidos por la manipulación jurídica y mediática

CARTA DE APOYO Y SOLIDARIDAD CON EL HERMANO PUEBLO LATINOAMERICANO CON SUS LÍDERES, PERSEGUIDOS JURÍDICA Y MEDIÁTICAMENTE POR LA MANIPULACIÓN DEL PODER JUDICIAL

 

04/08/2022

Piedad Esneida Córdoba Ruiz
Senadora de la República de Colombia
Pacto Histórico

El curso de nuestra historia ha estado marcado por el dolor, la exclusión, la desigualdad y la indolencia y en cada ocasión en que nuestros pueblos han desafiado el orden colonial la respuesta ha sido la violencia en sus diferentes formas, una que nos sumerge en el miedo y que nos paraliza la esperanza. Esto es lo que ha venido ocurriendo con nuestras lideresas y líderes.

Recientemente hemos sido jueces, veedores y parte de los intentos de debilitación de esa transformación ejercida en países como Ecuador, Chile, Argentina, Bolivia, Brasil y por supuesto, Colombia, que demuestran como se impulsa el discurso para desacreditar el poder progresista a través de la manipulación del sistema judicial en connivencia con los medios de comunicación y cuya víctima siempre es un referente social, dirigente popular o funcionario público.

Con esta misma estrategia se destituyó a Manuel Zelaya en Honduras y a Fernando Lugo en Paraguay, Dilma Rousseff en Brasil, se encarceló al vicepresidente de Ecuador Jorge Glass quien fue borrado de la escena política de forma injusta. Con el mismo borrador, se condenó al expresidente Rafael Correa y a Luiz Inacio Lula Da Silva en Brasil y fueron las razones del exilio en México de la asambleísta Gabriela Rivadeneira. El mismo sistema que hoy persigue a Cristina Fernández de Kirchner y otros actores políticos en Argentina y que desestabiliza los gobiernos populares para entre otras cosas, avanzar contra las ideas comunistas, de centroizquierda o cualquier emblema de cambio que se proponga con el fin de, entre otros, reinstalar economías de libre mercado que responden a intereses imperialistas, que probablemente, se encuentren detrás de la financiación de estos hechos no distantes de la instalación de la Doctrina de Seguridad Nacional del 70’ para legitimar gobiernos de facto liberales y la consecuente persecución de actores políticos populares, que hoy tiene a Colombia, mi patria, como una referencia ante el mundo de la violencia. Al no haber una justificación para avanzar con su objetivo, hoy se utiliza una nueva herramienta, más sofisticada y con apariencia de legal: El supuesto pretexto de corrupción e ineficacia estatal con débiles principios de ‘’ajustes estructurales’’ y ‘’lucha anticorrupción’’, que no presenta pruebas contundentes y que no es más que la nueva excusa para que esta ‘’cacería de brujas’’ continúe.

En mi caso, como lideresa política, perseguida durante más de 25 años de vida política, he sido deslegitimada y mi imagen pública ha sido uso de procedimientos legales para restringir mi libertad de ideología, han intentado intimidarme y silenciarme; han influido negativamente en la opinión pública para anticipar juicios y reducir mi derecho a una defensa imparcial; han obstaculizado los mecanismos legales de defensa mía y de mi familia, manipulando tácticamente una causa falsa, y al igual que yo, miles de lideres en esta situación.

Por ello, porque conozco en carne propia de los múltiples vejámenes y persecuciones, me permito creer firmemente en la inocencia de cada uno de los aquí mencionados y me solidarizo con la lideresa Cristina Fernández de Kirchner, a quien considero una mujer de incansable lucha por la dignidad de los y las trabajadoras de Argentina, de oposición férrea a proyectos de gobiernos privatizantes de la democracia; apostante de la construcción colectiva, mayoritaria, solidaria, en fin, la defino como un proyecto político contra hegemónico, hoy amenazado jurídicamente y de forma injusta satanizada por los medios de comunicación, sin una evidencia que demuestre su participación en una sociedad ilícita que defraudó al estado con las rutas Santacruceñas.

La injusticia que nos atañe se encarga de acabar la vida pública de la forma más inhumana, de quienes estamos firmes en la construcción de países con autonomía en diferentes aspectos y contra la violencia de estado que aún perdura y así como no olvidamos nuestro legado, tampoco olvidamos la voluntad política que el gobierno argentino en cabeza de Néstor Kirchner, en épocas incendiarias para Colombia, a través de la Unión de Naciones Suramericanas, motivó a la armonía entre las naciones hermanas que somos Colombia y Venezuela y a su vez, aportó significativamente a la paz que tanto necesita esta hermosa patria.

Por otra parte, con dolor y profunda preocupación, expreso mi admiración y respeto con el caso del investigador, sociólogo e internacionalista y líder político Esteban Silva Cuadra, cuyo único pecado ha sido la resistencia a un modelo de comercio injusto para los agricultores y productores de la patria Chilena y que además promueve el desempleo por la perdida de la industria nacional y no compite con las dinámicas norteamericanas que ofrecen subsidios altos a su agricultura, pero además, esta, como la profunda brecha que intentamos cerrar, que ha sacrificado miles de vidas, que ha marginado a pensadores a lo largo de la historia latinoamericana, no es más que la lucha por nuestra dignidad y autonomía, que vive en cada uno de nosotros y que hace crecer lastimosamente las ansias de nuestros adversarios, de cercenar nuestro camino con estigmatizaciones, colocando en tela de juicio nuestra integridad.

De mi parte, y por mis años de trabajo por lograr la consolidación de la paz, la ilusión, de ver el triunfo del cambio de muchos colombianos sumergidos en un contexto de asesinatos de líderes sociales y políticos, de constantes violaciones a los derechos humanos y de injusticias contra los más vulnerables, mi vida ha sido sacrificada política, social y personalmente, razón, por la que me identifico plenamente y expreso mis más abrazadoras palabras. Así mismo, invito a todas las instancias internacionales y al pueblo latinoamericano a impulsar la creación de un organismo de protección que fortalezca la unidad entre naciones latinas y en particular insto a que se estudie a profundidad esta práctica sistemática, que con crueldad empaña la noble labor de quienes desde la conciencia colectiva de las mayorías nacionales legislamos en defensa de la vida.

A Cristina, a Esteban y a todos los lideres políticos de la gran Latinoamérica violentados injustamente, decirles que estoy con ustedes y compartimos el mismo sueño de ver la patria grande renacer.