Entrevista al Gobernador Eduardo Piñate: «Nuestro socialismo, fiel a los principios pero fuera de las ortodoxias»
Entrevista realizada por Geraldina Colotti
Como miembro de la dirección nacional del PSUV y secretario ejecutivo de la presidencia del partido, Eduardo Piñate coordinó un congreso de gran importancia, que se centró en todos los desafíos que enfrenta la revolución bolivariana después de más de veinte años de existencia. El congreso -el V del PSUV y el IV de la JPSUV- reunió en sus principales momentos a cuadros de probada experiencia con la nueva generación que, como anhela el presidente Maduro, debe tomar la batuta y asumir la dirección del nuevo rumbo.
La vivacidad del debate en las distintas mesas de trabajo ha demostrado que estos nuevos líderes, mujeres y hombres jóvenes, existen y proponen con entusiasmo un nuevo impulso a lo que denominan “el partido adulto” que, por momentos, no han escatimado críticas. La calidad de las ponencias, presentadas en el congreso por varios dirigentes, han articulado los temas (del feminismo socialista, a la nueva ética, de la comunicación a la organización, de la arquitectura institucional y diplomática, a la política internacional), que seguirán siendo discutidos durante todo el año, al aplicar las propuestas surgidas durante el congreso. De eso hablamos en esta entrevista con Eduardo Piñate, quien el pasado 12 de marzo cumplió 100 días como gobernador del estado Apure.
El congreso del PSUV y la JPSV durará todo el año. ¿En qué contexto y con qué perspectivas?
Según nuestro estatuto, el congreso del PSUV debe realizarse cada cuatro años, siendo el último en 2018, en una situación muy diferente a la actual. Este año, como hemos visto, para el 5º congreso, hemos decidido compartir los momentos más importantes con la juventud del partido, que realizó su 4º congreso, conservando espacios separados para sus propios temas. Estamos entrando en una nueva era, cuyos términos parecen más claros tras el estallido de la pandemia de coronavirus, que ha puesto de manifiesto la crisis estructural del capitalismo a nivel mundial. Estamos ante un conflicto geopolítico global, una lucha por la hegemonía mundial, que muestra el cambio en el sistema de relaciones establecido tras la Segunda Guerra Mundial con la supremacía de Estados Unidos y luego con el ascenso de su socio de segundo nivel, la Unión Europea, y otros países como Japón, Corea del Sur, por nombrar algunos. Un conjunto de potencias emergentes, China, Rusia, India, Irán, Turquía, cuestionan ese sistema de relaciones y la hegemonía norteamericana. Y el conflicto que se pone de relieve, como muestra ahora el caso ucraniano, no es de la misma naturaleza que el que dominó en la posguerra, el que hubo entre capitalismo y socialismo, es de otra naturaleza y hay que entenderlo. Nosotros en Venezuela somos epicentro de este conflicto de este lado del mundo, somos parte de un enfrentamiento abierto con EE.UU. y sus aliados en el mundo. Ello, en primer lugar, por la permanente agresión que nos obligó a resistir durante toda esta etapa, con mayor fuerza luego de la desaparición del Comandante Chávez. Hemos construido una economía de resistencia que nos ha llevado a crear mucho, con mucha inventiva y con un espíritu profundamente antidogmático en materia económica. Estamos construyendo una economía productiva, y los resultados ya se vieron en 2021 con una desaceleración de la inflación y un crecimiento del PIB basado, sin embargo, en la economía real, en nuestro trabajo. Esto nos permite mirar al futuro con cauteloso optimismo, hasta el 2030, sabiendo que el imperialismo no cambiará de planes. Y este es un primer elemento. El segundo está determinado por la pandemia, que ha cambiado las relaciones en el mundo, acelerando, como decía, la crisis estructural del capitalismo que, durante el 2020, entró en un profundo proceso de recesión, arrojando a la calle a millones de trabajadores y trabajadoras. Sectores enteros han dejado de producir, otros se han visto muy afectados, como los de la llamada economía informal. Ha habido un aumento muy alto de la pobreza, muy pronunciado en nuestro continente. El mundo postpandemia, al que aún no hemos llegado porque el virus sigue presente, será otro, y debemos prepararnos para un nuevo enfrentamiento con el capital, la oligarquía financiera transnacional, el imperialismo. El tercer elemento se refiere al papel preponderante de las redes sociales, en la información y desinformación, y en la construcción de la llamada opinión pública mundial. Nuestra batalla debe tener en cuenta esta nueva era, para actuar sobre la base de la orientación estratégica trazada por el Comandante Chávez para el camino al socialismo. Para ello, el presidente Maduro ha puesto en marcha las 3R. nets: Resistir, Renacer, Revolucionar, por una Nueva Etapa de Transición al Socialismo (acrónimo de «nets»). Este congreso se realizó para definir las líneas estratégicas del partido, que son fundamentales para orientarnos. Como miembro de la dirección nacional, tuve la tarea de coordinar algunos grupos de trabajo, participar o redactar varios documentos para el debate como el del socialismo feminista, el de la ética militante, el de las 3R.nets, el de la organización… . Debemos transformar profundamente el partido. Hay una nueva generación revolucionaria que está creciendo, mientras algunos de nosotros envejecemos, necesitamos adaptarnos a esto. Además, el último proceso electoral, que también nos dio una importante victoria, ha arrojado elementos que deben revisarse. En definitiva, es necesario continuar con el balance político, organizativo y ético. Tenemos que reflexionar por qué ha habido casos lamentables de diputados involucrados en actos de corrupción. Debemos hacerlo en un escenario en el que el imperialismo continúa su agresión. Hasta ahora la dirección Nacional del Partido y el Partido mismo, como intelectual orgánico colectivo, dirigido por Maduro, ha demostrado mucha sabiduría y necesitamos tener fe en las bases y en el pueblo.
En el congreso de trabajadores y trabajadoras se destacó la presencia de dos gobernadores obreros, y uno eres tú, que gobierna Apure. ¿Qué importancia tiene este dato en su gestión de gobierno?
Ángel Marcano, gobernador del estado Bolívar, Rafael Torrealba, alcalde del municipio Páez, en Portuguesa, y yo, venimos de la clase obrera en lucha desde la IV República, y luego continuamos nuestro compromiso político en el proceso revolucionario. Esto tiene un gran significado simbólico, indica el alto nivel de conciencia alcanzado por la clase obrera. Lo vemos en la industria, pero también en el sector agroalimentario donde son más numerosos los Consejos productivos de trabajadores y trabajadoras, los Cptt. Un sector de la economía más disperso, en el que tiene mayor presencia la empresa privada. La fuerza organizada de la clase obrera también se ve en las grandes empresas del Estado, como las empresas básicas de Guayana y la petroquímica, recuperadas por los trabajadores. Somos el reflejo, el resultado, de esa conciencia y de la confianza que el presidente y la dirección del partido depositan en la clase obrera.
En los tres congresos hubo mucho debate sobre el papel inclusivo de la economía digital y sobre nuevas formas de trabajo como los delivery, una de las categorías de trabajadores más explotados en los países capitalistas. Considerando las aperturas al sector privado, ¿por qué puede ser diferente en el proceso bolivariano?
El debate sobre el teletrabajo y las nuevas formas de trabajo se viene dando desde hace años, incluso cuando yo era Ministro de Trabajo se discutía. Sabemos que falta legislación al respecto o, cuando la hay, en los países capitalistas es a favor de los explotadores, como en Chile, sin embargo, no podemos ignorar una realidad que existe, se trata de implementar la legislación para proteger a los trabajadores, preservar las conquistas de la clase obrera adaptándolas a estas nuevas formas. El delivery, en Venezuela, existe desde la década de 1970, excepto que se llamaba Reparto a domicilio y los pedidos se hacían por teléfono, no por Internet como se hace hoy. Por otro lado, las propuestas presentadas y aceptadas por el presidente han sido debatidas durante largo tiempo, y al congreso asistieron tanto los representantes de la Central Socialista de Trabajadores, al más alto nivel, como los delegados del proceso productivo, las vanguardias de las empresas básicas, las petroquímicas, que han incorporado los nuevos desafíos de la economía digital proponiendo el correspondiente aumento del salario mínimo a través del Petro, nuestra moneda digital. El presidente también reelaboró la propuesta del banco digital, el fondo soberano para la sostenibilidad de salarios y pensiones, que se alimenta de la producción. Por eso, porque estamos en presencia de un crecimiento basado en la producción, el presidente ha decidido un aumento del salario mínimo a ½ petro y la salarización de los bonos; eso lo pudo hacer ahora, no hace dos años. Ahora seguimos siendo un país bloqueado, pero en resistencia y pasando a la ofensiva, por ejemplo, por ejemplo, durante los últimos cuatro meses la inflación ha disminuido y el PIB ha aumentado, esto se ha traducido en mayor bienestar para la población.
Si la apertura al sector privado ha llevado a una mayor circulación de dinero en el país bloqueado, ¿no corre el riesgo de debilitar a lo público socavándolo desde adentro, como ha sucedido en los países capitalistas?
Entre nosotros y los países capitalistas, hay una primera diferencia sustancial: que la izquierda no ha desaparecido, ni ha aterrizado del otro lado. Es cierto, sin embargo, que no tenemos miedo de buscar respuestas más allá de las ortodoxias, incluso de la academia de ciencias soviética. No tenemos que aplicar recetas, sino encontrar la forma adecuada para resolver los problemas de nuestra realidad. Un debate que en su momento se sostuvo con Chávez y luego continuó con Nicolás Maduro. Una actitud dialécticamente ligada a la realidad, pero con una orientación estratégica, filosófica, que no se desvía del camino hacia el socialismo, sino que lo fortalece. ¿Por qué estamos obligados a hacer concesiones? Porque vivimos en una realidad impuesta por el bloqueo y en un mundo en el que las relaciones de producción capitalistas son absolutamente dominantes, y no podemos ignorarlo. Nos pueden bloquear porque tienen la hegemonía, como vemos con el sistema swift y con Rusia, y con todo lo demás, pero ciertamente podemos resistir, como lo estamos haciendo. También creo que es un error, aunque entiendo la analogía, hacer una comparación con la NEP, la Nueva Política Económica lanzada hace más de 100 años por Lenin en la Unión Soviética porque, comprensiblemente, estamos en una fase totalmente diferente, y estamos construyendo nuestro socialismo a partir de nuestra realidad: tuvimos que recuperar fuerzas porque redujeron nuestros ingresos a sólo el 1%; teníamos que resolver este dramático problema nacional con una política correcta que atrajera inversionistas, no solo extranjeros, sino también locales; había que acabar con el «cadivismo», el generoso apoyo que el Estado daba a los empresarios a través de la extinta Comisión de Administración de Divisas (Cadivi) y que derivó en un gigantesco desvío de fondos. Hoy los empresarios invierten con su capital, pueden recibir algunas concesiones, pero no se embolsan las del Estado. Nuestra economía se ha fortalecido, y ahora el reto es fortalecer la economía comunal. El presidente habló de un concepto clave para la construcción del socialismo, la unión del socialismo obrero productivo con el territorial de las comunas, una gran alianza de clases. Estamos muy lejos de la deriva europea. En Europa hubo una gran derrota del movimiento obrero, cuya dirección abandonó la lucha, empantanándose en un mecanismo de negociación y conciliación de clases. Estamos muy lejos de esto.
¿Cómo se aplican estos lineamientos en Apure y cómo fue su primer período de gobierno?
Desde los tiempos de la IV República, cuando militaba en la Liga Socialista, he cumplido muchas tareas políticas y luego de gobierno en el proceso bolivariano: diputado, constituyente en 2018, ministro del Trabajo y luego de Educación, Vicepresidente sectorial del socialismo en lo social y territorial por tres meses después de la muerte de Aristóbulo Istúriz… Sin embargo, ser electo gobernador es un verdadero desafío, exigente y envolvente. Ahora, es necesario enfrentar una complejidad de temas y problemas que exigen un gran esfuerzo, al que me dedico con pasión también porque ese es mi territorio, allí nací y mi familia vive allí. Bailo el joropo desde niño y no me costó volver a montar a caballo. El presidente me ha dado la tarea de reactivar Apure, uno de los principales estados productores de alimentos, con gran presencia agropecuaria y el potencial de otros sectores, incluido el turístico, que estamos desarrollando o recuperando, como es el caso de la infraestructura de educación, atención primaria a la salud. Apure debe convertirse en un estado de vanguardia en la nueva economía no petrolera.
Según algunos analistas, hay una «colonización» peligrosa por parte de Colombia, que se evidencia en la prevalencia del peso sobre el bolívar, y también sobre el dólar en varios estados fronterizos, y en la ocupación del espectro radioeléctrico. ¿Es eso así? ¿Y con qué consecuencias?
Apure es un estado complejo, por razones económicas y geopolíticas, ya que limita con Colombia. De sus 7 municipios, 3 o 4 son fronterizos. Es parte de mi responsabilidad como gobernador encontrar soluciones a estos problemas. Tanto la infiltración monetaria, que afecta también a estados como Zulia, Táchira, Amazonas, como la mediática son legados de larga data, pesados, con los que tenemos que lidiar. El espectro radiofónico de la frontera está dominado por los medios colombianos también debido a una ventaja geográfica. El Llano colombiano es igual al nuestro, bailamos el mismo joropo y comemos la misma arepa, solo que del otro lado hay una altitud mayor que le permite “bombardear” nuestro espectro radial con programación colombiana. Debemos tomar esta desventaja y convertirla a nuestro favor. Apure es un estado atractivo para los fines del imperialismo, la oligarquía colombiana, las mafias del narcotráfico. Estamos librando una batalla contra enemigos muy poderosos. Si hay alguien que ha abandonado la frontera desde la época de la Cuarta república es el Estado colombiano, representado hoy por ese cínico payaso de Iván Duque. Llevamos 200 años luchando contra las élites colombianas. Tras fracasar en el Táchira, los intereses imperialistas se trasladaron a Apure para llevar a cabo los propósitos geopolíticos de recolonizar el país a través de sus fronteras. Nuestra tarea es mostrar el vínculo entre lo territorial y lo general, generar conciencia, porque lo que estamos librando es una batalla no solo en defensa de Venezuela, sino de toda la humanidad.