Guerra en Afganistán y la Decadencia Hegemónica de Estados Unidos

Por Fernando Rivero (MSc. Filosofía de la Guerra)

1. Invasión a Afganistán. La Doctrina de la Guerra contra el Terrorismo, acuñada por la administración de George W. Bush, sirvió como fundamento para el genocidio cometido contra el pueblo afgano. El derrocamiento de los talibanes no condujo a mejorar la situación afgana como pregonan en occidente. Tímidas reformas no pueden esconder los bombardeos indiscriminados, asesinatos perpetrados por las fuerzas militares invasoras contra la población civil, centros de torturas diseminados por el mundo al margen del derecho internacional público, violación sistemática de derechos humanos, mayor pobreza, el intento de aniquilar múltiples culturas y el neocolonialismo. Este fue el resultado de la campaña militar de 20 años iniciada por Estados Unidos y sus aliados. Afganistán se convirtió en el escenario de una nueva masacre del imperialismo.

2. La Guerra contra el Terrorismo. El ataque del 11 de septiembre de 2001, fue utilizado como pretexto por las élites de EE.UU. para imponer su plan geoestratégico. Un diverso coro de complicidades se sumó para «legitimar» agresiones genocidas contra la autodeterminación de los pueblos. Desde entonces cobró fuerza una agresiva estrategia que marcó la Doctrina Militar de EE.UU., su política exterior y el desempeño de la OTAN.

3. Enclave en Asia Central. Desde la década de los 80 el Pentágono concibió a Afganistán como un enclave que sirviera de pivote para proyectar el poder político-militar contra algunos enemigos de EE.UU. Los servicios secretos estadounidenses financiaron, armaron y apoyaron políticamente los grupos islámicos. La URSS, China e Irán sufrían una amenaza en sus fronteras gracias a una planeación geopolítica pensada para imponer la hegemonía estadounidense. La invasión a Afganistán de  2001 acentuó esas amenazas de la OTAN.

4. Dependencia estratégica de los hidrocarburos. Desde el siglo XX Europa, sedienta de energía fósil pero sin una producción capaz de satisfacer su demanda, se adentró en la dependencia estratégica de los hidrocarburos. El control del suministro de hidrocarburos hacia Europa, significa no sólo el monopolio de un mercado importante, es al mismo tiempo una poderosa herramienta geopolítica. El Mar Caspio con sus enormes yacimientos de petróleo y gas entra en la ecuación que explica la importancia de Afganistán para el tránsito energético. Una complicada telaraña de gasoductos, conflictos militares, tensiones geopolíticas surcan Asia y por consiguiente, sirven de telón de fondo a la guerra en Afganistán.

5. La Heroica Resistencia. Los afganos han peleado con valentía irreductible ante diversos imperios a lo largo de su historia. La coalición liderada por EE.UU. también enfrentó una enconada resistencia. Ni la supremacía aérea ni la tecnología permitió a occidente un control real del territorio afgano. Los afganos replegados en las montañas del Hindukus, aprovechando los lazos históricos con Pakistán desdibujaron las fronteras, fortalecieron sus líneas logísticas a partir del tráfico de opio, cultivaron apoyos gracias a sólidas alianzas internacionales y se aferraron a su tradición combativa en la resistencia frente a EE.UU. La lucha hermanada contra el invasor extranjero generó estrechos vínculos entre los talibanes con el resto del pueblo afgano, le otorgó legitimidad política y ascendencia militar a los talibanes. Esto debe entenderse en el contexto de un pueblo caracterizado por sus tradiciones guerreras. Apoyar acríticamente a los talibanes o criminalizarlos desde el enfoque de los mass medias occidentales redunda en un fanatismo como el que caracteriza a cualquier fundamentalista. Reconocer el liderazgo de los talibanes, valorando los aspectos étnicos, culturales y religiosos compartidos con un sector importante del pueblo afgano, redunda en una mejor comprensión de los acontecimientos.

6. ¿Quién ganó la Guerra? Carl Von Clausewitz desde su filosofía de la guerra teorizó sobre la relación indisoluble entre la guerra y la política así como la preeminencia de la segunda sobre la primera. La guerra impuesta a Afganistán fue cada día más cuestionada en Europa, repudiada en muchos países de Asia, satanizada por el mundo musulmán y condenada en muchos países del mundo. El gobierno títere afgano caracterizado por la corrupción y la ilegitimidad derivada de su apoyo a los invasores, naufragó en la impopularidad. Por su parte, los talibanes se fortalecieron año tras año al tiempo que la resistencia afgana ganaba nuevos territorios en las 34 provincias del país. Incluso, sirvieron de muro de contención frente al ISIS (de orientación wahabistas de la Escuela Hanbalí) al enfrentarlos militarmente en Afganistán. Adicionalmente, la economía estadounidense acusa sensibles problemas, cuestión que se agrava con una guerra costosa, dilatada en el tiempo y en el marco de la competencia con una China emergente que disputa la supremacía económica. Ese esbozo político basta para evidenciar  el callejón sin salida de la invasión estadounidense.La retirada de EE.UU. en Afganistán denota una en lo inmediato una derrota para su política exterior. Es indudable que los talibanes desarrollaron una guerra irregular prolongada, han conquistado el apoyo de una parte de la población y han ganado la guerra.

7. Los Talibanes. Organización político-militar de orientación religiosa sunita de la escuela hanafista, ha florecido en una sociedad afgana también de mayoría musulmán de tendencia sunita, la cual está impregnada de una diversidad étnico-cultural radicalmente distinta a la imperante en occidente. Su organización social está marcada por la conformación de tribus, etnias y liderazgos diversos con ascendencia en distintas localidades de Afganistán. En efecto, durante la guerra esto fue determinante para explicar el por qué la Fuerza Internacional de la Seguridad (ISAF) no pudo ejercer el control territorial más allá de las grandes ciudades. Los crímenes cometidos por los talibanes, especialmente los perpetrados contra las mujeres, han sido ampliamente difundidos por los medios de comunicación y las redes sociales. La opinión pública mundial presiona a los talibanes y obliga a una negociación que será aprovechada por las principales potencias en función de sus propios intereses. La Ruta de la Seda de China, Irán a la cabeza del Eje de la Resistencia de Asia occidental, la apuesta geopolítica rusa, el renacimiento del poderío otomano impulsada por Erdogan, Arabia Saudita en su contubernio con el sionismo israelí, Pakistán con su arsenal nuclear en tensión permanente con India y los grandes intereses geo-estratégicos occidentales, condicionan el desarrollo de los acontecimientos.

8. Afganistán en una tormenta geopolítica. Desde 2018 la Estrategia de Seguridad Nacional, la Estrategia de Defensa Nacional y la Guía Estratégica Provisional de Seguridad Nacional de 2021 de EE.UU., definen a China, Rusia, Irán y sus aliados como el mayor reto para la hegemonía estadounidense. Desde la guerra santa auspiciada por occidente contra la URSS, los servicios secretos de EE.UU. han permeado a los muyahidines afganos. Las declaraciones oficiales de la Unión Europea y EE.UU. apuntan a un reconocimiento temprano de los talibanes. Una eventual alianza de los talibanes con occidente no está descartada. Ya presenciamos una disputa político-diplomática entre las potencias regionales y mundiales para incidir en el nuevo gobierno afgano. Los resultados están por verse.

9. Una Reflexión Final. Los medios de comunicación al servicio de la Casa Blanca tratarán de negar su derrota y evitar que en el imaginario colectivo se afiance la idea del ocaso de la hegemonía estadounidense. El mundo está cambiando. Estamos a las puertas de una nueva realidad internacional que probablemente termine de florecer en los próximos años. Un nuevo mapa estratégico se vislumbra para los que sueñan con nuevos modelos de convivencia humana. Por ahora, lo irrebatible es que se desmorona un mito, el imperialismo estadounidense no es invencible.